Aquí les dejo un testimonio sobre una persona que empezó a prácticar el Budismo, el nos cuenta su experiencia sobre como transformó la apatía en determinación:
Transformando la apatía en determinación, mi victoria laboral:
“Frente a un edificio llamado Entel, en el último año de la universidad comenzó mi proceso
de transformación laboral. Pasaba de vez en vez diciendo “voy a entrar allí”, “allí será mi
primer trabajo”, “no se como voy a entrar pero de seguro voy a entrar”. Así eran mis
pensamientos. Había decidido entrar y romper mis límites. Aunque lo que acabo de decir
dicta mucho optimismo en realidad mi vida cotidiana no era nada parecido. Era una persona
de baja autoestima y pocos logros personales. Lleno de complejos, imitaba compartimientos
de lo que siempre salían bien, pero no entendía porque seguía sufriendo. Era ciego de
corazón como para ver que actuaba siempre con aptitud arrogante y otras veces vivía como
en la selva “sobrevive el más fuerte”. Aunque esta era mi realidad, constantemente en mi
vida existían muchas dudas como: ¿Lo que hacia era correcto o no era correcto? ¿Cuál es el
objetivo de vivir? ¿Aceptar o no lo que vivía? ¿Mi destino esta escrito o en realidad yo lo estoy
escribiendo? Tenia todo pero yo no lo veía. No sabía hacia donde me dirigía. Estaba a
merced de las circunstancias. En una noche Julio de 2003, no dormí discutiendo con mi
pareja. Era un infierno. Mis padres sufrían por verme como estaba. En la mañana siguiente,
me encontré con alguien, le comente sobre mi situación, me escucho atentamente y empezó
a hablarme de Nam miojo renge kio, sentía que había encontrado algo que siempre había
buscado. Por esa mañana se me olvidaron todos mis problemas, sentía que había
encontrado una brújula para vivir. Al día siguiente, le dije “ya comprendí, todo lo que desee
solo debo construirlo con mis manos”. Así pues comencé a asistir a las actividades de la
SGIV. Estaba ansioso de todo. Un día me dijeron “importante tener siempre metas para ver
por ti mismo los resultados del budismo”. Entonces recordé aquel edificio llamado ENTEL,
empecé a cantar daimoku por entrar allí y le manifesté mi meta a quien me hablo del
Budismo, resulto que el había trabajado allí y que su novia aun estaba allí. Ore y actué
cuanto pude hasta que entre para mis pasantias, que luego terminaría haciendo mi tesis y
posteriormente mi primer trabajo después de graduado. Siempre recuerdo lo logre, entre al
edificio donde quería trabajar. Estaba muy contento.”
Este blog contiene varias descripciones de personas que han cambiado sus vidas
práccticando lo que el budismo transmite.